Ciclo PHVA en la Construcción

Ciclo PHVA en la Construcción

📑 Tabla de Contenido

Introducción

Son las 7:00 de la mañana. En las afueras de la ciudad, empieza a moverse el día en Constructora ConstruViva S.A.

Suena una mezcladora, se oye el motor de una grúa encendiéndose, y los primeros trabajadores ya están marcando tarjeta.

El ingeniero residente revisa los planos con su equipo técnico, mientras los obreros se preparan para iniciar el vaciado de la cimentación del bloque A.

El jefe de compras chequea si llegaron los ladrillos programados, y en la oficina de la obra, la supervisora de seguridad repasa los protocolos del día.

Todo parece estar en orden.

Pero detrás de esa coordinación que parece tan fluida… hay una estructura.

Hay una forma de gestionar todo eso que no se ve a simple vista.

Porque una obra no es solo cemento, hierro y planos.

Es gestión.

Es organización.

Es anticiparse a los problemas, reaccionar cuando algo se sale de control y buscar siempre hacerlo mejor.

Ahí entra lo que muchos han escuchado, pero no siempre entienden del todo: el ciclo PHVA.

¿Te suena? Planear, Hacer, Verificar, Actuar.

Sé que estás aquí porque ya lo has escuchado, o porque te lo han presentado como parte de un sistema de gestión.

Tal vez en una capacitación, en una auditoría, o en alguna presentación con demasiadas flechitas y palabras complicadas. A veces lo presentan como algo muy técnico, muy de oficina.

Pero la verdad es que es más práctico de lo que parece, incluso en una empresa de construcción como esta.

Así que hoy te lo explico de forma clara, sin enredos, usando precisamente el ejemplo de una obra real como la de ConstruViva.

¡Ponte el casco! Porque vamos a recorrer el PHVA… en el terreno.

1. Planear

En CostruViva S.A., antes de que se ponga un solo ladrillo, ya se hizo una planeación completa: diseño arquitectónico, cálculos estructurales, cronogramas, presupuesto, contratación del personal, evaluación de riesgos, permisos municipales…

Y no solo eso: también se definen los procesos clave, cómo se va a garantizar la seguridad, cómo se van a controlar los materiales y cómo se medirá si todo va bien.

Planear es como preparar el terreno. Si lo haces mal… todo lo demás se tambalea.

Aspecto documental:

  • El plan de calidad del proyecto
  • El plan de obra
  • La matriz de riesgos y oportunidades
  • Los procedimientos operativos
  • El mapa de procesos del sistema de gestión

También se establecen indicadores para medir más adelante cómo va todo: tiempos de ejecución, cumplimiento del cronograma, número de incidentes, calidad del concreto, satisfacción del cliente...

Planear no es solo decidir qué se va a hacer. Es dejarlo documentado, claro y compartido con el equipo.

Si no está escrito es como si no existiera.

2. Hacer

Una vez el plan está claro, se pasa a la acción. Aquí empieza la etapa de hacer.

Los cimientos se excavan, se funden las zapatas, se levantan las estructuras, se instalan columnas, se monta el andamio, se aplican controles.

Pero “hacer” no es solo ejecutar. También implica formar al equipo, coordinar recursos, cumplir lo planeado y dejar evidencia.

Por ejemplo, si se definió que habrá una charla de seguridad cada lunes… pues se hace. Si se acordó que los materiales deben revisarse al llegar… se revisan.

Aquí no hay espacio para “yo creí” o “eso no estaba en el plan”.

Registros generados:

  • Registros de inspección de materiales
  • Formatos de chequeo de equipos
  • Bitácoras de obra
  • Evidencias fotográficas
  • Actas de reuniones
  • Listas de asistencia a capacitaciones

Todo esto es parte del sistema documental. Porque un sistema de gestión no se basa en lo que decimos que hicimos, sino en lo que podemos demostrar.

Y como herramienta de medición, ya empiezan a aparecer reportes diarios, minutas, y hojas de control.

La gestión de calidad también se construye… con papel y datos en mano.

3. Verificar

A mitad del camino, no basta con seguir construyendo… hay que parar un momento y verificar.

¿Se están cumpliendo los plazos? ¿Se están respetando los planos? ¿Se están controlando los riesgos?

Por ejemplo, en Construviva hacen inspecciones de seguridad cada semana, revisan el avance de la obra, hacen control de calidad del concreto y levantan actas.

Aquí se detectan errores antes de que sea tarde. Porque es mejor corregir un muro mal fundido ahora… que tener que demolerlo cuando ya está el techo encima.

Documentos usados:

  • Listas de verificación de calidad
  • Informes de auditoría interna
  • Inspecciones de seguridad
  • Indicadores de desempeño actualizados

Herramientas aplicadas:

  • Tableros de control
  • Gráficas de tendencias
  • Matrices de hallazgos
  • Registros de no conformidades

Verificar no es solo mirar… es medir, comparar, analizar, y sobre todo, dejar constancia de lo encontrado.

4. Actuar

Y si en la verificación encontramos fallas… toca actuar.

En nuestra obra, si el proveedor de ladrillos está quedando mal, se cambia. Si hubo un accidente por no seguir un protocolo, se hace una charla de seguridad urgente para tomar medidas correctivas.

Actuar es mejorar, ajustar, corregir.

Porque ningún plan es perfecto desde el inicio… pero el que aprende y mejora, se fortalece.

Y ese es el espíritu del PHVA: mejora continua.

Documentación en esta fase:

  • Acciones correctivas
  • Planes de mejora
  • Registros de análisis de causa raíz
  • Actualizaciones en los procedimientos

Por ejemplo, si en la verificación detectaron fallas en el vaciado de concreto, no solo corrigen la mezcla… también documentan lo ocurrido, cambian el procedimiento si aplica, y dejan registro de la mejora implementada.

Aquí se aplica la famosa frase: lo que no se documenta… se olvida. Y en calidad, lo que se olvida… se repite.

Conclusión

¿Viste que no era tan difícil de entender?

El PHVA es como construir: paso a paso, con cabeza, revisando y mejorando.

Y aunque venga de la gestión de calidad, aplica a cualquier cosa: una obra, un proyecto.

Piénsalo así… quieres empezar a correr por las mañanas.

Primero planeas: eliges la ruta, la hora, compras unos buenos tenis.

Luego haces: sales a correr, pruebas cómo te va.

Después verificas: ¿te sentiste bien?, ¿corriste lo que esperabas?, ¿te faltó agua o te dolió algo?

Y finalmente actúas: ajustas la ruta, cambias la hora o mejoras tu calentamiento.

¡Y listo! Sin darte cuenta, estás aplicando el PHVA para mejorar tus hábitos.

Así que ya sabes, la próxima vez que escuches “PHVA”, piensa en ese edificio que no se construyó de la nada… sino con un buen plan, ejecución, verificación y mejora.

Como ves, el ciclo PHVA no es solo una herramienta teórica.

Es la base de la mejora continua… y también del orden documental que da soporte a cada proceso.

Cada fase tiene su lógica, su ritmo y sus registros.

Porque trabajar con calidad —aplica a cualquier industria— no es solo ejecutar. También es planear con criterio, dejar evidencia, corregir a tiempo… y mejorar siempre.